¿Acaso ha tenido dudas en lo que cree como Adventista del Séptimo Día? Si su respuesta es que sí ha tenido momentos de duda (o quizás aun los tenga), la Biblia nos dice que no es el único en tenerlos.
En el libro de Lucas, capítulo 7, se relata un incidente en el cual Juan el Bautista envía a sus discípulos a Jesús con la siguiente pregunta: “¿Eres tú el Mesías a quien hemos esperado, o debemos seguir buscando a otro?” (19). Me maravilla que la persona que hace esta pregunta es la misma que nació milagrosamente de padres ya avanzados de edad, la que conoció a Jesús desde su niñez y hasta quien lo bautizó en el río Jordán. Pero ahora Juan está en una prisión, en peligro de muerte y sus dudas lo atormentaban.
Noten bien en los versículos siguientes la respuesta de Jesús:
En ese preciso momento Jesús sanó a muchas personas de enfermedades, dolencias, y expulsó espíritus malignos y le devolvió la vista a muchos ciegos. Luego les dijo a los discípulos de Juan: ¨Regresen a Juan y cuéntenle lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos caminan bien, los que tienen lepra son curados, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les predica la Buena Noticia¨ (Lucas 7:21-22).
Y agregó: ¨Dios bendice a los que no se apartan por causa de mí¨ (7:23).
Noten que Jesús les dijo que debían dar testimonio de lo que habían visto, de cómo él daba alivio a los que sufrían. La misión de Cristo no solo era predicar. Se mantenía en actividad constante, los ciegos veían, los cojos caminaban, los sordos oían, los muertos resucitaban y los pobres no recibían las acostumbradas noticias malas sino buenas noticias. Es interesante ver cómo Jesús pone mucho énfasis en la curación de las dolencias y en la aclaración de las dudas. En la página 12 del libro Ministerio de Curación dice: “En el curso de su ministerio, dedicó Jesús más tiempo a la curación de los enfermos que a la predicación. Sus milagros atestiguaban la verdad de lo que dijera, a saber, que no había venido a destruir sino a salvar”.
La verdad es que el instrumento más poderoso para ganar la confianza de la gente y eliminar las dudas acerca de Dios es involucrarnos en los ministerios activos de compasión y compartir nuestro mensaje de salud, que incluye el cuerpo, el alma y el espíritu. Así como en el primer siglo Jesús y sus discípulos sanaban a las multitudes, luego muchos de los que habían sido sanados se unían a la iglesia, es mi convicción que nos corresponde en este siglo, como adventistas, hacer lo mismo. Deseo animar a cada hermano, pastor e iglesia a que consideren desarrollar un ministerio activo de sanación para que quede claro que Dios es amor.
Carmelo Mercado es el vice presidente de la union del Lago