Con el tiempo, las paredes habían perdido su color, los armarios necesitaban ser reparados y algunos espacios ya no servían con la misma eficiencia de antes. No es que la casa ya no tuviera valor; al contrario, era nuestro hogar y estaba lleno de recuerdos. Pero para que siguiera siendo un lugar habitable y cómodo necesitaba una renovación.
La Biblia nos enseña la importancia de renovar nuestra vida espiritual. El apóstol Pablo nos recuerda en 2 Corintios 4:16 lo siguiente: “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”.
De la misma manera en que nuestra casa requería arreglos para mantenerse en buena condición y cómoda, nuestra fe necesita también ser renovada constantemente. No es suficiente con haber creído en Cristo hace muchos años; el caminar con Dios requiere renovación diaria.
En nuestras iglesias ocurre algo similar. Hay miembros que llevan décadas caminando con el Señor. Su experiencia es valiosa, como los cimientos sólidos de una casa antigua. Sin embargo, si no permiten que el Espíritu Santo renueve sus vidas, corren el riesgo de conformarse con las paredes desgastadas y las estructuras que ya no reflejan la gloria de Dios. Jesús nos habló de la necesidad de poner el vino nuevo en odres nuevos (Mateo 9:17). Esta enseñanza no significa que se debe despreciar lo viejo, sino para recordarnos que lo antiguo necesita ser transformado para que lo nuevo que Dios quiera revelarnos encuentre cabida. Así como tuvimos que reparar, abrir espacios en nuestra casa y pintar, el Señor nos llama a abrir el corazón a una nueva manera de servir, a nuevos ministerios y a una fe viva que inspire a las nuevas generaciones. El remodelar nuestra casa nos tomó tiempo, pero cada cambio nos trajo satisfacción porque veíamos cómo lo viejo se transformaba en algo bello y útil. Así también cuando permitimos que Dios renueve nuestra fe, experimentamos gozo, paz y nuevos propósitos.
Querido hermano o hermana: No importa cuántos años lleves en la iglesia, tu fe no debe envejecer. El Espíritu Santo quiere darte nuevas fuerzas. En Isaías 40:31 leemos lo siguiente: “Los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.
Decide hoy permitir que el Maestro Constructor entre en tu vida y te renueve el corazón. Así como una casa remodelada es más cómoda y atractiva, una fe renovada será testimonio poderoso de la obra de Cristo en nosotros.
Carmelo Mercado es el vicepresidente de la Union del Lago.