September 5, 2018

¡Terminémoslo ya! – End it Now!

El matrimonio fue creado en el Edén, una relación perfecta entre los esposos y Dios.  ¡Qué bello sería andar con Dios como lo hicieron Eva y Adán! ...

El matrimonio fue creado en el Edén, una relación perfecta entre los esposos y Dios.  ¡Qué bello sería andar con Dios como lo hicieron Eva y Adán! 

Desafortunadamente, esta institución ha ido decayendo desde que entró el pecado.  Hoy lidiamos con hogares rotos, personas traumadas y una sociedad disfuncional. Un factor que contribuye a este problema es la violencia doméstica, la cual afecta a una de cada tres mujeres en este país y a uno de cada diez hombres (www.ncadv.org ).  Dios nunca aprueba del abuso y la Iglesia Adventista nos llama a ¡Terminarlo ya! (End It Now! en inglés).

   

¿Qué es  violencia doméstica?  Es un patrón de poder y control que puede incluir abuso emocional, verbal, físico, sexual, financiero o espiritual que un cónyuge ejerce sobre el otro. La campaña End It Now que se llevará a cabo el cuarto sábado del mes de agosto (o un día en que lo decida la iglesia local) tiene como propósito orientar a la hermandad, trabajar con la comunidad y buscar maneras de ponerle fin a la violencia.  Este programa está siendo patrocinado por siete de los departamentos de la Asociación General –Ministerio de familias, Ministerio de la mujer, Ministerio de jóvenes, Ministerio de niños, y los Departamentos de Educación, Salud y Ministerio personal.  ¡La violencia domestica afecta a nuestras iglesias y a nuestras comunidades! Y por esto la iglesia Adventista sabe que ¡hay que ponerle fin!

 

En los años 2012 y 2013 visité  varias iglesias y campamentos en la Unión del Lago y llevé a cabo encuestas con damas en nuestras congregaciones.  Encontré, tristemente, que aproximadamente el 40% de las mujeres encuestadas se identificaron como sobrevivientes de violencia doméstica

 

¿Cómo comienza el abuso? Normalmente, el abuso verbal y emocional ocurre primero.  El cónyuge abusivo usa palabras desagradables e hirientes y, quizás empiece a levantar la voz e insultar.  La víctima se siente humillada, y cree que hay una razón que justifique el enojo de la pareja.  ¡Nadie merece ser abusado! Luego el abusador se siente mal, pide perdón, y quizás traiga algún regalo o pida comprensión, prometiendo que nunca volverá a suceder.  La víctima lo perdona, creyendo que todo ha terminado.  Pero como la violencia doméstica es un patrón y lo más probable es que si no hay intervención, volverá a suceder, y llegará a ser más frecuente e intensa, y eventualmente incluirá otros tipos de abuso.  

 

Los planes de Dios para nuestros hogares y matrimonios son muy distintos.  Elena White nos dice que “nuestros hogares deben ser como un pedacito del cielo, aquí en la tierra”.  Nos dice también que “nunca, nunca debemos mostrar un espíritu tiránico en el hogar.  El hombre que hace esto está trabajando en conjunto con agencias satánicas” (El Hogar Adventista, p. 213). 

 

Entonces, ¿cómo podemos cambiar?  Primero, es necesario aprender.  Busque en  www.enditnow.org e infórmese más acerca de este problema y comparta con otros lo que ha aprendido.  Estudie las Escrituras para aprender más acerca del amor de Dios y cómo deben ser los matrimonios.  Segundo, es necesario reflexionar.  Lea Salmos 139:23-24, y escudriñe su corazón.  Tercero, ayudar.  Si usted es, o ha sido víctima de abuso o violencia, busque ayuda en los siguientes lugares (1-800-799-7233 o http://espanol.thehotline.org/solicite-ayuda/).  Si es o ha sido un abusador, busque un programa de rehabilitación.  Si no ha sido impactado directamente por algún tipo de abuso, sea una voz de esperanza y aliento. Como nos dice Filipenses 2:4-5, “no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”.  Juntos, trabajemos para que la violencia ¡llegue a su fin!